Las abolladuras en el auto pueden arruinar su apariencia y, en muchos casos, reparar el daño resulta costoso. Sin embargo, existe un truco casero rápido y económico que ayuda a solucionarlas sin necesidad de herramientas profesionales.
¿Qué tan costoso es arreglar las abolladuras en un taller?
El costo de reparar una abolladura en un taller varía según el tamaño y la ubicación del daño en la carrocería. En muchos casos, incluso una marca pequeña puede representar un gasto considerable para el bolsillo.
Además, los talleres suelen cobrar por materiales y mano de obra, lo que eleva aún más el precio final. Por eso, muchos conductores buscan alternativas caseras que les permitan ahorrar sin descuidar la estética de su vehículo.
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¿Cómo puedes arreglar las abolladuras del auto en casa?
Existen métodos caseros sencillos para arreglar abolladuras en el auto sin necesidad de gastar dinero. Uno de los más conocidos consiste en verter agua hirviendo sobre la zona dañada para que el metal se expanda y sea más fácil devolverlo a su lugar. Luego, aplicando presión desde adentro o usando una ventosa desde afuera, se logra que la superficie recupere su forma.
Para reforzar el resultado, se recomienda aplicar de inmediato agua fría sobre la carrocería. Esto provoca que el metal se contraiga y quede fijado en su posición original. De esta manera, la abolladura se corrige sin necesidad de herramientas profesionales ni costosos arreglos en el taller.
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Otra alternativa práctica es usar un secador de pelo. Con unos minutos de calor sobre la abolladura y el mismo procedimiento de presión o tracción, es posible obtener un efecto similar. Eso sí, este truco funciona mejor en golpes superficiales que no hayan dañado la pintura.
¿Qué debes hacer para evitar saltar la pintura de tu auto al intentar reparar una abolladura en casa?
Para evitar que la pintura se salte al intentar reparar una abolladura en casa, es fundamental no aplicar calor extremo de golpe, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden agrietarla. Lo ideal es calentar la zona de manera progresiva, ya sea con agua hirviendo o con un secador de pelo, manteniendo cierta distancia.
Además, nunca uses objetos puntiagudos o demasiado duros para empujar desde adentro, ya que podrían rayar la superficie. Siempre conviene emplear ventosas, paños suaves o guantes para proteger la pintura mientras trabajas en la reparación.
