En los cálidos paisajes de Guerrero, Nayarit y Michoacán, crece un fruto venerado desde tiempos ancestrales por las culturas maya y azteca: el nance, conocido también como nanche. Este pequeño fruto de tonalidad amarilla no solo deleita con su sabor agridulce y su aroma penetrante, sino que también se ha ganado el apodo de “oro de México” por su excepcional valor nutricional.
Considerado un regalo de la naturaleza, el nance ha sido parte de la dieta y la medicina tradicional mexicana durante siglos. Su versatilidad y propiedades lo convierten en un alimento apreciado tanto en preparaciones culinarias como en remedios naturales.
Un tesoro de la tierra mexicana: un fruto con historia y sabor
El nance no solo es un símbolo cultural, sino también un alimento que combina sabor y salud. Su cultivo, concentrado en regiones tropicales de México, alcanzó una producción de 7.1 mil toneladas en 2016, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
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Este fruto, que florece en abril y se recolecta hasta junio, es apreciado por su capacidad de adaptarse a diferentes preparaciones, desde consumo fresco hasta bebidas fermentadas. Su relevancia trasciende lo gastronómico, ya que las comunidades locales han utilizado tanto el fruto como la corteza del árbol para tratar diversas afecciones, consolidando su lugar en la herbolaria mexicana.
Propiedades nutricionales del nance
El nance es un aliado excepcional para la salud gracias a su contenido de vitaminas K, C y E, que lo convierten en un poderoso antioxidante. Cada 100 gramos de este fruto aporta unas 70 calorías, junto con fibra y carbohidratos que favorecen la digestión y fortalecen el sistema inmunológico.
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Según el SIAP, la infusión de nance es conocida por mejorar el tránsito intestinal, mientras que el té preparado con su corteza alivia los síntomas de resfriados. Estas propiedades hacen del nance un alimento funcional, ideal para quienes buscan una dieta equilibrada y natural.
Formas de disfrutar el nance
La versatilidad del nance permite consumirlo de múltiples maneras, desde su forma natural hasta productos elaborados como helados, mermeladas, jaleas y bebidas tradicionales. Una de las preparaciones más emblemáticas es el “Licor de Nancite” o la “Chicha”, una bebida fermentada que resalta su sabor único.
Además, el nance es un ingrediente clave en el tepache, una bebida tradicional mexicana que combina fermentación y notas frutales. El Gobierno de México promueve su consumo por su valor nutricional y cultural, destacando su importancia en la gastronomía regional y su arraigo en las tradiciones.
Un legado saludable y sostenible
Incorporar el nance en la dieta no solo es una forma de aprovechar sus beneficios para la salud, sino también de apoyar la producción local y las tradiciones mexicanas. Este fruto, que combina historia, sabor y nutrición, sigue siendo un pilar en la identidad de las comunidades de Guerrero, Nayarit y Michoacán.
Su cultivo sostenible y su versatilidad lo convierten en una opción ideal para quienes buscan alimentos naturales con un impacto positivo en el organismo. El nance, sin duda, es un tesoro mexicano que merece ser redescubierto y valorado por sus aportes a la salud y la cultura.
