En uno de los lugares más áridos y antiguos del planeta, un descubrimiento podría cambiar lo que sabemos sobre uno de los mundos más lejanos del sistema solar.
En 2023, un grupo de científicos encontró dos fragmentos de roca espacial en las arenas del desierto del Sahara que según las primeras investigaciones, podrían provenir de Mercurio, el planeta más cercano al Sol y uno de los más enigmáticos.
¿Cómo llegaron fragmentos de un planeta tan lejano como Mercurio hasta la Tierra desértica?
Aunque Mercurio está a más de 77 millones de kilómetros de la Tierra, un antiguo impacto podría haber lanzado fragmentos de su superficie al espacio hace miles de millones de años.
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Tras una travesía cósmica de millones de años, dos de esos fragmentos habrían terminado cayendo en nuestro planeta, y fueron identificados como Northwest Africa 15915 y Ksar Ghilane 022.
El descubrimiento fue liderado por Ben Rider-Stokes, investigador de la Open University del Reino Unido, quien aseguró que las rocas “tienen una composición química casi idéntica a la superficie de Mercurio, según lo que sabemos gracias a misiones espaciales previas”.
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¿Son estas rocas del Sahara la clave para entender el origen de Mercurio y su historia?
Estudiar Mercurio es uno de los mayores desafíos de la ciencia planetaria. Su cercanía al Sol dificulta las misiones espaciales y hace que la observación directa sea limitada. Hasta ahora, ningún fragmento confirmado de Mercurio había sido hallado en la Tierra, a diferencia de Marte y la Luna, cuyas rocas son relativamente comunes en colecciones científicas.
El análisis de los meteoritos saharianos reveló que contienen minerales como olivino y piroxeno, con muy bajo contenido de hierro, características propias de Mercurio. Además, no se detectó plagioclasa, lo que podría indicar que los fragmentos vienen de una zona antigua del planeta, ya desaparecida de su superficie actual.
¿Por qué este descubrimiento podría cambiar lo que sabemos sobre uno de los planetas más misteriosos?
Los científicos estiman que los fragmentos tienen unos 4.500 millones de años, convirtiéndolos en verdaderas cápsulas del tiempo del sistema solar primitivo. “Es como sostener un pedazo de un mundo inalcanzable”, dijo Ben Rider-Stokes, líder del estudio.
El hallazgo coincide con la llegada próxima de la misión BepiColombo a Mercurio en 2027. Comparar sus datos con los meteoritos hallados en el Sahara podría confirmar si, por primera vez, tenemos rocas mercurianas en la Tierra.
Aunque aún falta confirmación oficial, este descubrimiento ofrece una oportunidad única para entender mejor la historia de Mercurio y del sistema solar. En medio del desierto, dos pequeñas rocas podrían guardar pistas sobre el origen del cosmos y los enigmas de uno de sus planetas más misteriosos.
