La caudectomía (amputación de la cola) y la otectomía (amputación de las orejas) fueron prácticas comunes durante décadas. Hoy, cada vez más especialistas rechazan estos procedimientos porque no aportan beneficios reales y sí generan consecuencias físicas, sociales y emocionales para los animales. Lo que antes se justificaba como útil en perros de trabajo, ahora se reconoce como una mutilación innecesaria que altera su bienestar.
La comunicación, el equilibrio y la salud del perro se ven afectados desde el primer momento en que se realiza esta cirugía, que no es un “corte estético”, sino una amputación con dolor, riesgo de infecciones y secuelas permanentes.
Consecuencias de cortar la cola y orejas en perros
La cola es una extensión de la columna vertebral y funciona como timón para equilibrarse al correr, girar, saltar o nadar. Cuando se amputa, el perro debe esforzarse más y puede desarrollar problemas en articulaciones, postura y movilidad con el paso del tiempo. Las orejas, en cambio, cumplen un rol clave en la audición y en la identificación de sonidos, por lo que su modificación deja el canal auditivo más expuesto a lesiones e infecciones.
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Además, ambas partes son esenciales para la comunicación: movimientos, posiciones y gestos transmiten emociones y advertencias que otros perros interpretan de inmediato. Sin cola o sin orejas completas, el animal pierde herramientas básicas de interacción y puede ser malinterpretado, generando miedo, estrés o conflictos con otros canes.
El dolor y los riesgos médicos de cortarle la cola a los perros
Estas intervenciones, realizadas muchas veces en cachorros de pocos días o semanas, producen dolor intenso incluso cuando se aplican anestésicos. Los tejidos y nervios siguen desarrollándose, y la amputación puede dejar secuelas duraderas, como hipersensibilidad, neuromas (tumores nerviosos), sangrados o septicemia en casos graves.
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Algunas cirugías mal hechas requieren correcciones posteriores, aumentando el sufrimiento del animal. En muchos lugares del mundo estas prácticas ya están prohibidas salvo por razones médicas, como fracturas, tumores o lesiones que no pueden repararse de otra forma.
¿Cuándo se prohibió cortar las orejas y la cola a los perros?
Diversos países han incorporado leyes que prohíben estas amputaciones por motivos estéticos. En varias regiones de Europa, por ejemplo, se consideran mutilaciones injustificadas y se sancionan con multas. Estas prohibiciones responden a la evidencia científica: no existen beneficios en salud que avalen la intervención, y solo se admite cuando es imprescindible para salvar o mejorar la vida del perro.
Además del dolor físico, la mutilación altera el comportamiento del perro. Al no poder expresar emociones con normalidad, puede mostrarse inseguro, ansioso o más reactivo. En entornos sociales, como parques o refugios, estos animales suelen ser percibidos como agresivos, lo que reduce sus oportunidades de interacción o incluso de adopción. En definitiva, la evidencia demuestra que cortar la cola o las orejas no solo es innecesario, es un acto de crueldad que afecta la salud física, emocional y social del perro.
