El nombre de Bad Bunny volvió a quedar en el centro de la polémica, esta vez no por su música ni por sus conciertos multitudinarios, sino por una grave denuncia que sacudió a las redes sociales. Una influencer mexicana aseguró que le habrían solicitado fotos íntimas como requisito para poder ingresar a La Casita, uno de los espacios más exclusivos del show del artista en Ciudad de México.
El caso generó indignación, abrió un fuerte debate sobre el abuso de poder en eventos masivos y puso el foco en los protocolos de acceso VIP que rodean a las grandes figuras de la música.
¿Quién es la influencer vinculada al escándalo de Bad Bunny y La Casita?
La denunciante es Mariana Grimaldi, creadora de contenido conocida en redes sociales como “La niña fresa”. Su popularidad creció en plataformas como TikTok e Instagram gracias a videos de humor, lifestyle, bailes y situaciones cotidianas, donde logró reunir millones de seguidores en pocos años.
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Su nombre se volvió tendencia luego de contar públicamente una experiencia que calificó como incómoda y totalmente inapropiada, relacionada con el acceso a La Casita durante uno de los conciertos de Bad Bunny en la capital mexicana.
Qué es La Casita de Bad Bunny y por qué es tan exclusiva
La Casita es un espacio especial que forma parte del espectáculo de Bad Bunny. Se trata de una estructura montada dentro del estadio que permite al cantante interactuar más de cerca con un grupo reducido de asistentes, convirtiéndose en uno de los lugares más deseados por fans, celebridades e influencers.
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El acceso a La Casita no se compra de manera tradicional. Generalmente se otorga por invitación o por filtros especiales manejados por personal encargado de la logística, lo que vuelve aún más delicado cualquier tipo de irregularidad en el proceso.
La denuncia por fotos íntimas para entrar a La Casita de Bad Bunny
De acuerdo con el relato de Mariana Grimaldi, ella ya contaba con su boleto para el concierto, pero al enterarse de la existencia de La Casita buscó la forma de acceder a ese espacio exclusivo. En ese contexto, se habría contactado con la persona encargada de otorgar los accesos.
La situación cambió por completo cuando, tras enviar sus datos, recibió una solicitud que la dejó en shock: le habrían pedido fotos íntimas como condición para permitirle el ingreso. La influencer aseguró que rechazó de inmediato la propuesta y cortó todo tipo de comunicación.
El impacto del escándalo y el debate por acoso en conciertos
La denuncia desató una ola de reacciones en redes sociales. Muchos usuarios expresaron su apoyo a la influencer y exigieron mayor control sobre los equipos que manejan accesos VIP en eventos masivos. El caso también reavivó la discusión sobre el acoso sexual, el abuso de poder y la vulnerabilidad de mujeres jóvenes dentro de la industria del entretenimiento.
Hasta el momento, la situación dejó más preguntas que respuestas. Mientras el nombre de Bad Bunny sigue ligado al éxito de sus conciertos, este episodio puso en evidencia una problemática que va más allá de un show y que volvió a encender las alarmas sobre prácticas que no deberían repetirse en ningún evento.